Parte I: La Columna de Heliodoro.
La mayoría de los Vaisnavas al referirse a Krishna, hablan de su aparición hace 5000 años, acreditando generalmente a la civilización Védica y al Vaisnavismo con gran antigüedad. Pero, ¿qué prueba consistente y empírica tenemos para esa afirmación? Ciertamente, algún rastro arqueológico u otra evidencia debe existir para confirmar o negar estas afirmaciones. Es aquí, donde debemos investigar los descubrimientos arqueológicos más prominentes que demuestran claramente la antigüedad de la adoración a Krishna y el Vaisnavismo.
Primero que todo, no es fácil llegar a una evidencia histórica detallada de la civilización Védica, debido a que pareciera que la cultura Védica en sí misma, no valoraba la preservación de historias. En su libro India Tradicional, O. L. Chavarria-Aguilar escribe sobre los Hindúes: “Gente más no-histórica sería difícil de encontrar.” La civilización Védica creía en el registro de lo infinito y eterno. Los detalles efímeros de la vida diaria (en mucho el asunto de la gente contemporánea) no tenía la necesidad de ser registrado, ya que tenían poco que cargar respecto a los objetivos más grandes y significativos de la vida humana. El tiempo de ocio era usado para la auto-realización, propósitos culturales, y el adorar a Dios. - sin retomar corrientes eventos del pasado -. Por tanto, de acuerdo al concepto Occidental de la historia, no existen, prácticamente, historias acerca de la antigua India, porque no fueron escritas.
Los eruditos europeos pasaron por esta vacuna de datos históricos sobre India durante los últimos siglos, siendo interesante cómo fue que trataron con su primer hallazgo. Los estudiosos religiosos estuvieron especialmente sorprendidos, al observar las notables similitudes de las vidas y filosofías entre Krishna y Jesucristo. Como un reflejo defensivo ellos asumieron automáticamente que los hindús debieron de haberse encontrado con la cristiandad en los siglos recientes después del ministerio de Cristo, habiendo asimilado mucho de ello en su propia tradición religiosa. Esta inclinación dentro del Vaisnavismo es llamada “Teoría del Préstamo”, y ganó muchos seguidores en el Oeste. En lo tocante a este punto, Hemchandra Raycaudhuri en su libro Materiales para el Estudio de la Historia temprana de la Secta Vaisnava, escribe: “La aparición en India de una religión de Bhakti (devoción) fue, en la opinión de varios eminentes eruditos Occidentales, un evento puramente de origen Cristiano. El Cristianismo, de acuerdo con estos intelectuales, ejerció una influencia de mayor o menor cuenta en la adoración e historia de Krishna.”
En 1762 en Roma, P. Georgi fue el primer erudito Occidental en proponer ésta teoría. En su Alphabetum Tibetanum él escribió que “Krishnu” es sólo una “corrupción del nombre del Salvador; los indicios corresponden maravillosamente con el nombre, aunque astuta e impíamente contaminado por los impostores más torcidos.” El extremo fanatismo encontrado en la posición de Georgi, pronto fue repudiado por otros estudiosos Occidentales. Incluso investigadores pro-cristianismo admitieron que el nombre Krishna existía antes del nacimiento de Jesucristo, pero aún mantenían que la vida de Krisna y la filosofía del Vaisnavismo han sufrido transformaciones mayores debido a la influencia del Cristianismo.
En su monografía Uber die Krishnajanmasthami, Albrecht Weber señala las bastantes y contundentes similitudes de las historias de nacimiento entre Krishna y Jesús. La siguiente cita de su trabajo muestra muchas de ésas similitudes:
Tomen, por ejemplo, la declaración del Vishnu Purana de que Nanda, el padre adoptivo de Krishna, en el momento del nacimiento de éste, fue con su esposa embarazada Yasoda a Mathura a pagar impuestos (Lucas II, 4, 5) o la representación pictórica del nacimiento de Krishna en el establo de vacas o choza de pastores, que corresponde al pesebre, y de los pastores y pastoras, con el buey y asno rodeando la mujer, mientras que ella duerme pacíficamente en su lecho sin temor e ira. Luego las historias de persecución de Kamsa, sobre la masacre de los inocentes, del pasaje a través del río, (Christophorus), las maravillosas andanzas del niño, la cualidad sanadora del agua en la que se bañó, etc., etc. Ya sean los hechos dados en el Jaimini Bharata del regresar a la vida al hijo muerto de Duhsala, la cura de Kubja, o de ella derramando un envase de ungüento sobre él, del poder de su mirada para alejar el pecado, y otros temas de éste tipo que llegaron a India en la misma conexión con el festival de cumpleaños aún permanecen como pregunta abierta.
Incluso, Weber contendió señalando que el completo sistema Védico de avatares, o encarnaciones de Dios, fue “prestado” de “la encarnación de Jesucristo”.
El Dr. F. Lorinser tradujo el Bhagavad-Gita y lo comparó escrupulosamente con el Nuevo Testamento. Raychaudhari señala, que él concluyó que “el autor del poema Hindú usaba y conocía de los Evangelios y los Padres del Cristianismo”. De acuerdo a Lorinser, continúa Raychaudhari, las similitudes fueron “no singulares y obscuras, sino claras y numerosas…” No cupo duda en la mente de Lorinser, que el Bhagavad-Gita fue extensamente, “prestado” del Nuevo Testamento.
Otros eruditos Occidentales debatieron la teoría del préstamo. Los estudios de Sir William Jones encontraron a Krishna como uno de los dioses más antiguos de India, de quien los Vaisnavas afirmaron que era “distinto de todos los Avatares quienes tenían sólo (una)…porción de su divinidad…”. En su provocativo y fascinante trabajo, Sobre los Dioses de Grecia, Italia e India, Sir William Jones escribe que “En el principal diccionario de Sánscrito, compilado cerca de hace dos mil años, Krishna, Vasudeva, Govinda, y otros nombres del Dios pastor, están entrelazados con epítetos de Narayana, o el Espíritu Divino.” Al seguir la dirección de la investigación de Sir Jones, Edward Moore fue incluso más lejos al decir que los mitos populares de Grecia tenían ciertas bases en la vida real y que podían ser trazados en definitiva hacia India. Sin embargo, para ambos, la prueba sólida escapó de su alcance, y los académicos teorizaron y debatieron el tema, dando avances y retrocesos. En India existía evidencia literaria para comprobar que el Vaisnavismo precedía al Cristianismo, pero esta evidencia fue barrida bajo la alfombra y dándole poco crédito hasta que una fuente literaria Occidental decidió este asunto de una vez por todas.
El registro temprano literario más importante, y no-hindú, se encuentra en el libro Indica, escrito por Megasthenes. En algún momento del siglo 3 antes de Cristo, Megasthenes viajó a India. El Rey de Taxila lo nombró embajador de la corte real de Pataliputra del gran monarca real, Chandragupta.
Estando ahí, Megasthenes, evidentemente, escribió extensamente sobre lo que vio y escuchó. Desafortunadamente, ninguno de los textos originales de Meghastenes sobrevivieron las embestidas del tiempo. Sin embargo, mediante Megasthenes, varios comentaristas griegos y romanos de eras tempranas, como Arrian, Diodoro, y Strabo, compilaron fragmentos de su trabajo que son accesibles para nosotros hoy, así como el mensaje general de Megasthenes. El Doctor Hein reporta que Megasthenes “Describió a Mathura como un lugar de gran importancia regional, sugiriendo que entonces, como ahora, es un centro de adoración a Krishna”.
Christian Lassen fue el primer estudioso occidental que trajo a Megasthenes hacia el debate de la “Teoría del Préstamo”. Él notó que Megasthenes escribió sobre Krishna bajo el pseudónimo de Heracles, y que “Heracles”, o Krishna, era adorado como Dios a través del área donde el río Yamuna corre.
Un Indologista respetado, Richard Garbe, concordó con el análisis de Lassen y llamó al testimonio de Megasthenes como “indiscutible”. Pronto, eruditos como Alan Dahlquist, quien apoyo formalmente la “teoría del prestamo”, cambiaron de parecer, y admitieron, en palabras de Dahlquist, que Garbe “había hecho explotar la teoría de Weber de una vez por todas”. La vida de Krishna y la religión del Vaisnavismo no fue influenciada por el Cristianismo, sino que apareció autónomamente en tierras de India, estando bien establecida desde al menos, el siglo tres A.C.
Con la prueba de Megasthenes en la mano, la credibilidad de las literaturas de India se incrementó. El gran gramático y autor de los Yoga Sutras, Patanjali, quien vivió en el siglo II A. C., escribió que Krishna había matado al tirano Kamsa en el lejano y distante pasado. Raychaudhari nos dice que las palabras exactas fueron “chirahate Kamse”, significando que la muerte de Kamsa sucedió en un tiempo muy remoto. En el siglo quinto antes de Cristo, el gran gramático Sánscrito, Panini, menciona que el Vaisnavismo “incluso desde el siglo quinto A. C. ya era una religión de Bhakti”, Raychaudhari escribe. El Artha-shastra de Kautila, del siglo cuarto A.C., también refiere varias veces a Krishna, mientras que el Baudhayana Dharma Sutra del mismo siglo da doce diferentes nombres para Krishna, incluyendo los populares como Keshava, Govinda, y Damodara.
Ya que Krishna es mencionado en el Upanishad pre-budista de nombre Chandogya, debemos concluir que Krishna vivió antes que Gautama Buda (563?-483? A.C.) Las escrituras Jainistas empujan la vida de Krishna aún más atrás. Raychaudhari escribe: “la tradición Jainista hace a Krishna un contemporáneo de Arishtanemi… quien es el predecesor inmediato de Parshvanata…. Al Parshvanata surgir alrededor de 817 A.C., Krishna debió vivir mucho antes de los años finales del siglo nueve A.C. ” Por supuesto, el Srimad Bhagavatam y el Mahabharata por sí mismos sitúan la vida de Krishna cerca de 3000 años A.C., aún así, cualquiera que sea la fecha exacta de la aparición y desaparición terrena de Krishna, debido a las abundantes evidencias de la antigüedad de Krishna, la Historia de India de Cambridge, establece definitivamente que la adoración a Krishna precede al Cristianismo por muchos siglos.
Pongamos ahora nuestra atención a los descubrimientos arqueológicos más tempraneros referidos a la antigüedad de Krishna. En gran medida, el descubrimiento más importante lo hizo el infatigable General Sir Alexander Cunningham en 1877. Durante una investigación arqueológica en Beshnagar, en India Central, él notó una columna ornamental. La forma de la columna hizo que Cuninngham la atribuyera erróneamente a la Dinastía Gupta (300-550 D.C.). Treinta y dos años después, sin embargo, un señor de apellido Lake sintió haber notado una escritura en la parte baja de la columna, donde los peregrinos acostumbraban el embarrar pintura bermellón con una tiza. Cuando la roja pintura gruesa fue removida, la intuición del señor Lake se comprobó como correcta.
El Doctor J. H. Marshall, quien acompañó al Sr. Lake en ésta investigación, estaba impresionado debido a lo significante del hallazgo. En la publicación Jornada de la Sociedad Asiática Real en 1909, él describe sus conclusiones. Cunningham había fechado la columna en tiempo demasiado posterior y pudo haber tenido poca visión sobre el valor del registro que perdió de vista, sin descubrirlo…. tan sólo una mirada a algunas letras expuestas era todo lo necesario para mostrar que la columna era muchos siglos anterior a la era Gupta. Esto fue, ciertamente, una sorpresa para mí, pero una aún más grande estaba en espera cuando las líneas iniciales de la inscripción eran leídas.
La siguiente transcripción y traducción de ésta antigua inscripción Brahmi fue publicada en la Jornada de la Sociedad Asiática Real (Londres: JRAS, Pub., 1909, pp. 1053-54.)
1) Devadevasa Va [sude]vasa Garudadhvajo ayam 2) karito i[a] Heliodorena bhaga- 3) vatena Diyasa putrena Takhasilakena 4) Yonadatena agatena maharajasa 5) Amtalikitasa upa[m]ta samkasam-rano 6) Kasiput[r]asa [Bh]agabhadrasa tratarasa 7) vasena [chatu]dasena rajena vadhamanasa
“Ésta Columna-Garuda de Vasudeva (Visnu), el dios de dioses, fue erigida aquí por Heliodoro, un adorador de Visnu, el hijo de Dion, y habitante de Taxila, quien vino como embajador Griego del Gran Rey Antialkidas hacia el Rey Kasiputra Bhagabhadra, el Salvador, entonces reinando prósperamente en el catorceavo año de su mando. ”
La columna había sido erigida en el 113 A.C. por Heliodoro, un embajador Griego para India. Él, como Megasthenes, provino de Taxila en la región Bactrian, al noroeste de India, que había sido conquistada por Alejandro el Grande en 325 A.C. En el tiempo de Heliodoro, Taxila cubría mucho del Afganistán del presente, Pakistán, y el Punjab. El rey de Taxila, Antialkidas, había enviado a Heliodoro a la corte del Rey Bhagabhadra, pero mientras que Meghastenes sólo se puso a escribir sobre Krishna y el Vaisnavismo, Heliodoro los encontró tan atractivos, que adoptó la práctica del Vaisnavismo para su propio avance espiritual!
La Columna de Heliodoro reconocía a Vasudeva, o Krishna, como el “Dios de dioses.”
1) Trini amutapadani‹[su] anuthitani 2) nayamti svaga damo chago apramado
“Tres preceptos inmortales (huellas)… al practicarse conducen al paraíso -autocontrol, caridad, consciencia-”
Desde esta inscripción se hace claro que Heliodoro era un Vaisnava, un devoto de Visnu.
Raychaudhuri sostiene que lo más probable fue que Heliodoro ya estaba relacionado con el Vaisnavismo en Taxila, incluso antes fue propiamente a India, ya que, “Fue en esa ciudad en que Janamejaya escucho de Vaishampayana la famosa historia de los Kurus y los Pandus (El Mahabharata).” Posteriormente, Raychaudhuri entonces sugiere, “Heliodoro de Taxila, ciertamente escuchó y utilizó la enseñanza de la gran Épica” , mientras que sabemos por Panini que la Épica era “bien conocida por la gente de Gandhara (Taxila)” mucho tiempo antes del tiempo del embajador Griego.
En cualquiera de los casos, para el año 113 A.C. Heliodoro reconoció públicamente de la forma más conspicua que él mantenía a Vasudeva, o Krishna, como ser el “Dios de todos los dioses”. También había escrito una inscripción de que “Tres preceptos inmortales que al ser practicados conducen al paraíso -auto-control, caridad y consciencia.-” Estas tres virtudes aparecen en el exacto mismo orden en el Mahabharata, lo que hace concluir al profesor Kunja Govinda Swami de la Universidad de Calcuta que Heliodoro “estaba bien versado en textos relacionados con el Bhagavat, la religión (Vaisnava). ”Raychaudhuri concurre en que “había una conexión cercana entre la enseñanza del Mahabharata y ésa de la inscripción de Beshnagar”, probando que Heliodoro era un reconocido devoto del Vaisnavismo.
La Columna de Heliodoro también derriba el mito de que la religión Védica nunca condonó la conversión de no-hindúes a sus pliegues. Mientras que ésta tendencia de exclusión se ha hecho manifiesta aquí y allá en India, (aunque mucho menos en el Vaisnavismo), el historiador Islámico, Abu Raihan Alberuni, sostiene que no fue practicado hasta algún tiempo después de las invasiones Musulmanas a India, que empezaron alrededor del 674 D.C. Alberuni fue a India a estudiar en 1017 D.C. y publicó sus hallazgos en su libro Indica (no confundir con el texto de Megasthenes del mismo título). Concluyó que los conflictos violentos y las conversiones forzadas de Hindúes a Musulmanes, hizo a los Hindúes adoptar una política excluyente, más basada en auto-defensa que en un principio religioso. Descubrió que por muchos siglos previo a las invasiones Musulmanas, no hubo barrera para las conversiones, y la Columna de Heliodoro ciertamente atestigua este hecho.
Parte 2: Reliquias de tiempo distante.
En el presente, Heliodoro es el Occidental más antiguo en registro que fue convertido al Vaisnavismo. Más que esto, muchos académicos de reputación, como el Dr. A. L. Basham y el Dr. Thomas Hopkins, declaran que Heliodoro no fue el único Griego en convertirse. El Doctor Hopkins, presidente del Departamento de Estudios religiosos de la Universidad Franklin y Marshall, explica, “Heliodoro presuntamente no fue el único extranjero a las prácticas devocionales Vaisnavas” (Aunque pudo haber sido el único en erigir una columna, por lo menos, una que aún existe). Ciertamente debieron haber muchos otros. La religión Védica se miró a sí misma como universal y daba la bienvenida a toda la gente en su seno. Como Raychaudhari escribe:
La evidencia de Beshangar testifica el sello proselitista de los Bhagavatas en los siglos pre-Cristianos, mostrando que su religión era lo bastante excelente para capturar los corazones de Griegos cultos y lo suficiente ecléctica para admitirlos en sus filas.
El pozo de Mora y las inscripciones Ghosundi nos dicen que la rica y compleja concepción Vaisnava del Señor Supremo y las plenas expansiones del Señor hacia los universos materiales estaban ya de por sí, bien establecidas en los primeros dos siglos antes de Cristo. El Srimad Bhagavatam dice que cuando el Supremo original, o Krishna, aparece en el plano terrenal, el Supremo siempre está acompañado por varias expansiones plenarias del Señor Supremo, ambos, quienes poseen la total potencia del Supremo y son objeto de adoración. El Srimad Bhagavatam señala, “El Señor Krishna, la personalidad del Supremo, junto a Balarama, jugaron como un ser humano, y estando enmascarados, el practicó muchos actos super-humanos” Su divina Gracia A. C. Bhaktivedanta Swami Prabhupada explica el sistema de expansión divina.
… Balarama y Krsna son las formas originales del Señor… Krsna… es la Suprema Personalidad Divina, y Balarama es la primera manifestación plenaria del Señor. De Balarama la primera falange de sus expansiones plenarias, Vasudeva, Sankarsana, Anirudha y Prayudmna, se expanden. El Señor Sri Krsna es Vasudeva, y Balarama es Sankarsana.
Siete millas al oeste de Mathura en la pequeña y poco importante villa de Mora, el General Cunningham hizo otro hallazgo vital relacionado a la historicidad del Vaisnavismo. En 1882 en la terraza de un pozo antiguo, él descubrió una larga loza de piedra llena de inscripciones. Aunque más de la mitad de la escritura estaba ya desgastada del lado derecho, el resto estaba legible. Fue transcrito, y un facsímil de la inscripción fue publicado en el Reporte anual de Investigación Arqueológica de India. El mensaje fue claro. No sólo fue Krishna adorado en los siglos antes de cristo, sino que también sus expansiones o asociados, especialmente “los cinco héroes del Clan Vrishni.” La investigación Académica hace evidente que estos cinco eran Krishna (Vasudeva), Balarama (Sankarshana), Pradyumna, y Aniruddha.
En 1908, un Dr. Vogel hizo remover la loza del Pozo de Mora, hacia el Museo de Mathura y trató de interferir con las traducciones de las inscripciones con el fin de exponer a la religión Védica con una mala luz. Sin embargo, debido a que los contenidos de las inscripciones habían sido ya publicados autoritativamente, y eran bien conocidos en círculos académicos, los esfuerzos del Dr. Voguel por crear desinformación fallaron. La teología compleja, metafísica, y la cosmología del Sanatana Dharma y el Vaisnavismo existieron en definitiva mucho antes, en estado avanzado, siglos antes de Cristo. La inscripción del Pozo de mora es una prueba arqueológica importante de este hecho histórico.
En la Villa de Ghosundi, distrito Chitor de Rajasthan se encontró la Inscripción de Ghosundi, que extensamente duplica el mensaje de la inscripción del Pozo de Mora. Kaviraja Shyamala Dasa trajo esta evidencia a la luz primeramente en la Jornada para la Sociedad Bengalí-Asiática. Hoy, la inscripción puede ser inspeccionada en el Museo Victoria Hall, en Udaipur.
La parte sobreviviente de esta inscripción relevante a este tema se lee de la siguiente forma:
(ésta)verja de piedra para los propósitos de adoración es (con el fin de ser hecha)
compuesta para Narayana (dedicada) a los Bendecidos (bhagavabhyam) Samakarshana y Vasudeva, los dioses…
La inscripción está en una forma de escritura en Sánscrito llamada escritura Brahmi del Norte, y la inscripción data de ser del segundo siglo A.C. ya siendo en el tardío período Maurya o al inicio del período Sunga. Una inscripción casi idéntica también fue descubierta cerca de ahí y es llamada la Inscripción Hathi-Vada. Éstas inscripciones también disipan el mito de que Krishna sólo era adorado por los ksatriya, la clase guerrera-administrativa de India, la clase en que Krishna apareció. De acuerdo a K. P. Jayaswal de la Investigación Arqueológica de India, estas inscripciones demuestran que los brahmanas, la clase sacerdotal e intelectual, también adoraban a Krishna como “el Señor de todo”, por tanto, el Vaisnavismo estaba envuelto en toda la sociedad de India.
El mismo punto se hace en la famosa Inscripción de la Caverna de Nanaghat, en el moderno estado de Maharastra, donde Vasudeva y Sankarshana (o Krishna y Balarama) son incluidos en la invocación de un brahmana. Adicionalmente, Raychaudhuri reporta:
La inscripción de Nanaghat muestra ampliamente que la religión Bhagavata (Vaisnava) no estuvo por mucho confinada a India del norte, siendo difundida hacia el sur, capturando los corazones de la robusta gente de Maharashtra. Desde Maharashtra estuvo destinada a distribuirse al país de Tamil, fluyendo de regreso con vigor renovado a las esquinas remotas del mundo Hindú.
En terreno epigráfico, se fecha concluyentemente ésta inscripción, como proveniente de la segunda mitad del siglo primero A.C.
Bastante evidencia numismática corrobora también la antigüedad de Krishna. Por ejemplo, las excavaciones en Ai-Khanum, a lo largo de la frontera entre Afganistán y la Unión Soviética, conducidas por P. Bernard y una expedición arqueológica francesa, desenterraron seis monedas rectangulares de bronce realizadas por el gobernante Indo-Griego Aghatocles (180?-¿165A.C.).
Las monedas tenían una inscripción escrita tanto en Griego como Brahmi y, aún más interesante, Muestran una imagen de Vishnu, o Vasudeva, cargando un Chakra y un jarrón en forma de pera, o caracola, los cuales son dos de los cuatro principales símbolos sagrados de Dios en el Vaisnavismo. Muchos otros hallazgos de monedas antiguas prueban también la antigüedad de la adoración a Krishna en la India.
Resumiendo, al día de hoy el peso de evidencia empírica prueba que Krishna y el Vaisnavismo preceden al Cristianismo. Numerosas fuentes literarias, arqueológicas y numismáticas muestran un caso imbatible. Sin embargo, tanto el Vaisnavismo como el Cristianismo aún exponen similitudes sorprendentes. En la atmósfera chauvinista y sectaria de los siglos dieciocho y diecinueve, éstas similitudes llevaron a la mayoría de los estudiosos Occidentales a la adopción de la ahora desacreditada “teoría del préstamo”. Pero esas actitudes hicieron más que distorsionar la verdad. En el siglo veinte éstas condujeron a las dos guerras mundiales de ferocidad y destrucción sin precedentes. Desde entonces, personas sensibles y consideradas perciben estas actitudes como obsoletas, y en vez de engancharse a estas, la gente más inteligente busca ahora el camino de la unidad. Hasta en la religión, una de las actitudes contemporáneas clave es el espíritu ecuménico, el deseo de enfatizar más nuestras similitudes con otras personas, naciones y religiones, en vez de nuestras diferencias.
Si los Occidentales pudiesen tirar sus diferencias y mirar al Vaisnavismo con ojos ecuménicos, puede que vean una religión y una filosofía que indudablemente a través de los Griegos, ayudó a formar la silueta de la misma civilización Occidental y su más amplia religión, el Cristianismo. En vez de estar sorprendidos por las similitudes, debemos regocijarnos con ellas. Al menos desde nuestro ángulo favorable y arrojando luz a todo el material presentado en este libro y de otras fuentes, es obvio para nosotros que Cristianos y Vaisnavas están adorando al mismo Dios original y están buscando salvación y solaz de ese Dios Supremo a través de la misma relación amorosa, trascendental y personal.
Los primeros investigadores Occidentales del Vaisnavismo acertaron al menos en este sentido: existen demasiadas similitudes entre el Vaisnavismo y Cristianismo como para que sea mera coincidencia. Y ya que la “teoría del préstamo” no lo puede explicar, nosotros sugerimos que ambas religiones emanan de la misma revelación de fuente Divina. El mensaje de Krishna en el Bhagavad Gita y el mensaje de Jesucristo en el Nuevo Testamento son idénticos en esencia: reconocen la amorosa existencia de tu Padre Divino y entran en una amorosa relación personal con Dios. Cada religión ha desarrollado esta filosofía con diferentes áreas fortalecidas. El Vaisnavismo presenta una explicación mucho más sistemática y científica de la divinidad y la metafísica, mientras que el Cristianismo en el Oeste está probando más adeptos al poner la filosofía del amor de Dios dentro de acciones prácticas, en áreas como el avance económico, derechos humanos, y participación política. Si el espíritu ecuménico creciera, y predominara tanto en el Este como en el Oeste, entonces éstas dos religiones pueden compartir sus fuerzas abiertamente entre sí, para crear una civilización que sería más evolucionada y culta que cualquier cosa existente a este día. Al final, en realidad el asunto no es quién le prestó qué a quién. Para un verdadero Vaisnava o Cristiano esto se resuelve simplemente -todo lo que tenemos es definitivamente prestado por Dios. Dios es la fuente original, y Dios es uno. -